Cuando
hablamos de Big Data nos referimos a conjuntos de datos o
combinaciones de conjuntos de datos cuyo tamaño (volumen),
complejidad (variabilidad) y velocidad de crecimiento (velocidad)
dificultan su captura, gestión, procesamiento o análisis mediante
tecnologías y herramientas convencionales, tales como bases de datos relacionales y estadísticas convencionales o paquetes de
visualización, dentro del tiempo necesario para que sean útiles.
Aunque
el tamaño utilizado para determinar si un conjunto de datos
determinado se considera Big Data no está firmemente definido y
sigue cambiando con el tiempo, la mayoría de los analistas y
profesionales actualmente se refieren a conjuntos de datos que van
desde 30-50 Terabytes a varios Petabytes.
La naturaleza compleja del Big Data se debe principalmente a la naturaleza no estructurada de gran parte de los datos generados por las tecnologías modernas, como los web logs, la identificación por radiofrecuencia (RFID), los sensores incorporados en dispositivos, la maquinaria, los vehículos, las búsquedas en Internet, las redes sociales como Facebook, computadoras portátiles, teléfonos inteligentes y otros teléfonos móviles, dispositivos GPS y registros de centros de llamadas.
En la mayoría de los casos, con el fin de utilizar eficazmente el Big Data, debe combinarse con datos estructurados de una aplicación comercial más convencional, como un ERP (Enterprise Resource Planning) o un CRM (Customer Relationship Management).

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